Exploring Colombia, part 8: Barranquilla II


El viaje a Colombia estaba por terminar, mas no todo aquello fue un cuento de hadas. En Barranquilla hubo un problema fuerte, afortunadamente se solucionó.

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“Me di un paseo por la zona mientras el equipo de fútbol local -Club Deportivo Junior- jugaba un partido importante. Como salió favorecido el pueblo tiburón salió a celebrar”.

Llegamos muy cansados de Santa Marta, y se notaba claramente el cansancio por toda la semana de viaje. Lo bueno es que ya sabíamos donde nos alojaríamos así que fue muy fácil conseguir una habitación de hotel.

Sin embargo al poco rato de alojarnos sucedió una fuerte discusión con Veron y finalmente terminé saliendo solo del hotel. Es algo que frecuentemente realizo solamente para calmarme y meditar.

Me di un paseo por la zona mientras el equipo de fútbol local -el Club Deportivo Junior– jugaba un partido importante. Como salió favorecido el pueblo tiburón salió a celebrar.

Aproveché en perderme en el tumulto un rato para luego salir, deambulé -pensaba yo- buscando despejarme de tanta idea tonta que cruzaba por mi cabeza. Pero inconscientemente estaba queriendo algo más lo cual no hallaba.

Así que después de un buen decidí buscar a un amigo que había hecho en aquella ciudad de Colombia, el taxista José Barajas. Y si que demoré en ubicarle. Casi a las 22:00 horas y cuando ya me iba a rendir en buscarlo, el buen taxista llega.

En su base y me comunican que ya estaba allí, fui a encontrarme con él y pregunté donde comprar maletas. Lo que me estaba preocupando era que Verónica no tenía donde más llevar sus recuerdos.

Él me dijo que ya era muy tarde y aunque fuimos a algunos lugares era muy difícil hallar negocios abiertos. Según me informó la ciudad acaba muy temprano sus actividades diarias debido a problemas de seguridad pasados.

Así pues preferimos quedar en encontrarnos temprano al día siguiente para continuar con la búsqueda y poder pasear en lo que restara del día, amablemente José me dejó en mi hotel y nos despedimos.

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La catedral Metropolitana María Reina de Barranquilla.

“José aprovechó en mostrarnos un poco más de su ciudad. Fuimos a algunas lomas, al estadio donde se erige el monumento a Joe Arroyo, al mercado central de Barranquilla”.

Durante mi salida había pasado un crimen o un accidente al lado del hotel, no lo supe por seguro. Pero hubo un acordonamiento por parte de la policía. y tal, me parece que había muerto alguien. Aún con ese percance pude entrar sin problemas al hotel.

Pregunté si seguía ocupado o Veron había salido y me dijeron que solamente yo había bajado de nuestra habitación. Subí y entré con cuidado para no despertarla ya que supuse que aún seguía durmiendo, pero salí sorprendiéndola.

Ya recuperada del susto me dice que se había despertado y bañado mientras me esperaba. La vi tan diáfana y frágil en la enorme cama que me acongojé más aún, luego de discutir la seguía viendo igualmente bella.

Le pregunté si quería comer y me dijo que no, finalmente le compré una gelatina logrando que la comiera. Me quedé velándola hasta que se durmió completamente, de esa manera -ya más tranquilo- hice lo mismo yo.

Al día siguiente fuimos a desayunar. José nos llevó al primer lugar donde Veron por fin desayunó a sus anchas, contenta completamente por el buen surtido de alimento real que ingerimos en Colombia. Ella aprovechó para comprar algunos dulces

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Caritas en todos los panecillos.

“El viaje a Colombia estaba por concluir, ya nos despedíamos de Barranquilla cuando nos dirigimos a almorzar en otro lugar tradicional, es muy distinto cuando sabes donde ir a comer”.

Luego del desayuno fuimos a comprar la bendita maleta. Veron escogió el modelo que le gustaba para luego llenar todas sus cositas desde mi mochila y mi maletín (que ya llevaban más cosas suyas que mías).  Yo agradecido en disminuir el sobrepeso que ya estaba llevando a mis espaldas.

José aprovechó en mostrarnos un poco más de su ciudad. Fuimos a algunas lomas, al estadio donde se erige el monumento a Joe Arroyo, al mercado central de Barranquilla. Este último es algo parecido al nuestro por lo informal.

De allí les pedí un momento, fui a conseguir aquello que había visto la noche anterior y no me había animado a comprar. Era un muñeco de Mickey Mouse que tanto adora Verónica, el cual vi dentro del mall.

Luego del regalo fuimos al mirador donde se juntan el río Magdalena con el mar Caribe, donde finalizamos nuestro tour. De allí volvimos al hotel a empacar y quedamos con José para que nos dejara en la estación del bus a Cartagena.

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Plaza de La Paz

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Vista panorámica de una parte de la ciudad.

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La estatua a Joe Arroyo, tras algunos estragos del partido del día anterior.

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El Mercado Central de Barranquilla.

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Fruta muy buena y barata.

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El nuevo mirador.

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En algunos años será más visitado que ahora.

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Veron y yo.

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Nuestro selfie junto a José Barajas.

El viaje a Colombia estaba por concluir, ya nos despedíamos de Barranquilla cuando nos dirigimos a almorzar en otro lugar tradicional. Realmente es muy distinto cuando sabes donde ir a comer. Luego de ello nos dejaron en la estación del bus, una gran persona nuestro amable taxista barranquillero, ojalá y le vaya bien siempre.

Era hora de regresar a Cartagena.

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Un buen almuerzo antes de partir.

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Ni el agotamiento podía con las buenas vibras.

Continuará…


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