Cartagena acababa de quedarse atrás y nuestra siguiente parada en Colombia fue la ciudad de Barranquilla. La cual -sin duda alguna- realmente me enamoró.

“Aterrizar en la costa atlántica colombiana fue más por mis ganas de vacacionar en el Caribe que cualquier otra razón”.

Yo disfruté mucho el llegar a Barranquilla. Sabiendo que no me gusta estar demasiado tiempo en la playa por lo que el alejarme de Cartagena era necesario. Llegar a La Arenosa fue para mí como entrar a un oasis en medio del desierto, mis expectativas se vieron colmadas en esa ciudad.

Aterrizar en la costa atlántica colombiana fue más por mis ganas de vacacionar en el Caribe que cualquier otra razón. Aunque por causas ajenas a mi no se concretó la ida a la Riviera Maya, soy un obstinado completo un poco terco. Por eso tomé la decisión de viajar a ese lado de Colombia.

Muchísimo más urbana que la Ciudad Amurallada, Barranquilla tiene ese toque de ciudad moderna que mi ser venía pidiendo. Era algo que venía sintiendo desde que regresé del tour a Islas del Rosario.

La catedral Metropolitana María Reina de Barranquilla.

Debo suponer que aquel es un lugar muy exclusivo y refinado.

“Es, entre otras cosas, famosa por su carnaval que se está volviendo tan famoso como el de Rio de Janeiro”.

Esta ciudad inicialmente iba a ser el lugar intermedio entre las más turísticas Cartagena y Santa Marta. Cuando llegamos nos dijeron que la zona donde estaba ubicado nuestro hostal no era muy tranquila. Así que decidimos cancelar y buscar algo de último minuto.

Lo bueno es que no nos costó demasiado tiempo -tampoco fue de inmediato- encontrar un hotelcito de paso. En realidad era un telo donde las parejas van a coger y de allí se van bastante exótico pero en esos momentos ya estábamos agotados. Mientras hubiera una cama limpia y una ducha caliente era el Shangri-Lá para nosotros.

Para mi lo importante para mi era que al fin estábamos en la civilización otra vez. Transporte urbano decente (TransMetro), malls, cines, restaurantes variados todo aquello que encontráramos en Lima lo tenía Barranquilla. Por supuesto que lo primero que hicimos fue irnos a cenar.

Entramos al mall más cercano ya que aún no conocíamos bien la zona y vimos un Subway. Finalmente Veron tuvo algo que no fuese excesivamente graso y le cayese mal, por lo que pudo cenar tranquila. Terminando vimos que a un par de stands había un China Wok, “bueno, para el siguiente día será” – acordamos.

Al día siguiente decimos salir a caminar temprano por la ciudad. Encontrar un buen desayuno fue una odisea otra vez para Verónica pero al menos había el rico café colombiano. Hubiera preferido que ella comiese algo más pero poco le caía bien, ya de allí fuimos a conocer los alrededores.

Parece que sí es una cadena importante.

Que belleza de lugar es Barranquilla.

“Entonces salimos a turistear por primera vez en “La Arenosa” la cual desde muy temprano lucía un sol espléndido”.

No puedo negar que Barranquilla es segura, nos arriesgamos a dejar nuestras maletas en una caseta de Taxis. Entonces salimos a turistear por primera vez en “La Arenosa” la cual desde muy temprano lucía un sol espléndido. Caminamos por sus calles como si la conociésemos de años, contentos, sin preocuparnos de nada más que disfrutar del viaje juntos.

Colombia es, entre otras cosas, famosa por su carnaval que se está volviendo tan famoso como el de Rio de Janeiro en Barranquilla. Así que fuimos a la Sala del Carnaval, como a la Casa de Hierro donde conocimos a la poetiza Fabiola Acosta. Este lugar es un hermoso punto cultural en la costa atlántica. Por cierto, mil gracias a Fabiola por ofrecerme una ejemplar de su libro “Al otro lado de la guerra“.

Después decidimos conocer otros lados de la ciudad antes de enrumbar hacia Santa Marta.Por suerte en la caseta ya mencionada encontramos un taxista súper chévere llamado José Barajas. Fue él quién nos llevó al bonito zoo de Barranquilla que es más pequeño que el Parque de las Leyendas. Así y chiquito tiene animalitos que aquél no, como el oso hormiguero (primera vez que veo uno) ¡y un elefante!

El zoo.

Oso hormiguero en el zoo de Barranquilla.

“El amigo José Barajas nos llevó al terminal de buses donde empezamos nuestro viaje al siguiente destino”.

Visitamos un par de malls y algunos sitios más dentro de la ciudad. De allí nos dejo cerca a nuestro hotel para almorzar en el China Wok (cuya comida es muy distinta al de sus pares en Perú). Pensábamos ir al cine pero ya no nos alcanzó el tiempo para mucho más.

Finalmente luego de alistar nuestras maletas el amigo José Barajas nos llevó al terminal de buses donde empezamos nuestro viaje al siguiente destino. El Distrito Turístico, Cultural e Histórico de Colombia, Santa Marta.

Pero eso lo contaré en otro momento.

Típica calle colombiana en Barranquilla, visto desde nuestro cuarto de hotel.

Continuará…