Al llegar la noche en nuestro segundo día en Cartagena, Colombia, estabamos preparados para ir de tour por la ciudad. Habíamos regresado de las islas Rosario y luego de un descanso fuimos a la chiva que nos habló Juan Camilo.

Una situación que se hizo recurrente era que a Veron la comida de la zona no le caía muy bien. Comenzando que en Cartagena todo es frituras o pizzas, no encontrábamos un restaurante con alguna comida que ella pudiese disfrutar. Al igual que la primera noche, Verónica no pudo comer a gusto por lo mismo, no tolera demasiadas frituras.

Nos dirigimos al punto de reunión y abordamos la chiva parrandera, esperando encontrar un restaurante para que podamos cenar. Dentro del colorido bus/camión nos dieron aguardiente con hielo, jugo de naranja y vasos para ir amenizando entre los ocupantes. Eso sí, le dimos como cinco vueltas a un mismo lugar hasta que la chiva se llenó de pasajeros.

De todas maneras nos la ingeniamos para comer algo y luego del refrigerio nos reunimos a festejar con otros turistas.”

Chiva parrandera.

Antes de subir nosotros llevamos unas maracas que habíamos comprado previamente para hacer algo de bulla en el trayecto. Así empezamos a recorrer las principales calles cartageneras bajo la hipnótica música regional, consumiendo licor y calentando la noche. Fue una divertida experiencia pasear por toda la ciudad antigua a ritmo de las melodías que sonaban en el bus.

Pasada una hora y tanto de parranda paramos en el centro la ciudad vieja para disfrutar de un aperitivo. Pensé que era justo lo que Veron necesitaba para poder comer un poco pero solo encontramos arepas y varias frituras. De todas maneras nos la ingeniamos para comer algo y luego del refrigerio nos reunimos a festejar con otros turistas.

Le dije que ya había festejado bastante, caminamos por la ciudad vieja, entre calles vimos mucha parranda y música callejera.”

Ciudad vieja.

Finalmente regresamos a la chiva y estuvimos un par de horas más parrandeando hasta que llegamos al destino planificado. Entraríamos a una discoteca a media cuadra, era parte del paquete, pero no le veía muy buen semblante a Veron. Le dije que ya había festejado bastante, caminamos por la ciudad vieja, entre calles vimos mucha parranda y música callejera.

Cruzando algunas calles llegamos a una pequeña plaza donde habían algunas bailando al compás de una banda de Funk. Encontramos un restaurante italiano donde comió Spaghettis a la Bolognesa, luego de otro breve paseo regresamos contentos a nuestro hotel. Me dió gusto verla comer con bastantes ganas por primera vez desde que comenzamos toda nuestra aventura por Colombia.

Por la mañana luego del desayuno aprovechamos en turistear y hacer algunas compras, aunque Veron llenó su mochila con souvenirs.”

Souvenirs

Cartagena es una ciudad pequeña pero turísticamente activa, hay muchísimos visitantes y pocos son los lugares donde no haya seguridad. La noche pasada habiamos pasado por algunas calles oscuras, sin temor, realmente saben cuidar a los turistas en Cartagena. Al día siguiente había que continuar y tocaba viajar hacia Barranquilla, la Arenosa, luego de un bueno pero breve desayuno.

Por la mañana luego del desayuno aprovechamos en turistear y hacer algunas compras, aunque Veron llenó su mochila con souvenirs. Rumbo a la estación de buses vimos un lugar donde vendían recuerdos, incluso me tome fotos con una típica palenquera. Terminado ello, preparamos las mochilas y enrumbamos hacia el terminal el cual nos llevaría a nuestro siguiente destino en Colombia.

Continuará…