Elections 2016 (Part 2): Voting for Anger


Se volvieron las elecciones en el Perú, segundo round, y hasta el momento no hay un muy claro ganador. Sin embargo lo que primó en la mayoría de los mensajes via la Internet fue el voto por el odio.

Mientras en las calles se vivía un ambiente de paz y tranquilidad en las redes se vio infectada de conflictos. Una vez más he sentido que el peruano vota pensando primero en sus odios y después en sus intereses. Si bien en la primera ronda hubo mucho desorden, ahora fue muy rápido y sencillo cumplir con mi deber cívico.

Otro gallo cantaría si fuésemos una sociedad más desarrollada, votar debería ser voluntario, en cambio los peruanos aún votamos obligadamente. Perú es un país hermoso, lleno de cultura milenaria, pero aún así estas elecciones me han dejado un gran sinsabor. Su gente aún puede jactarse de ser cálida, pero mucha parte de su población tiene un lado malo, feo, oculto.

El odio no conoce géneros, raza ni condición social y el peruano ha sabido mostrarlo claramente durante estas elecciones.”

El peor enemigo del peruano.

No puede ser mejor resumido que con este popular dicho: “el peor enemigo de un peruano es otro peruano“.  Sé que en toda elección hay dimes y diretes, golpes bajos y arrebatos, pero aquí lo muestran sin ningún pudor. Estas ultimas elecciones me demostraron que, al votar, el peruano apela al odio antes que a soluciones para su país.

Es mucho más importante para el pueblo votar en contra de alguien en particular que votar por un bien común. Veo que de este lamentable circulo vicioso no se escapa nadie, ricos ni pobres, izquierdistas o derechistas, hombres ni mujeres. El odio no conoce géneros, raza ni condición social y el peruano ha sabido mostrarlo claramente durante estas elecciones.

Los insultos y calumnias que saltan entre los políticos son muestras del que padecen muchas personas nacidas en el Perú.”

La cloaca política.

Porque cuando se trata de odiar el peruano no se queda atrás, es más, lo hace derrochando gala y lisura. Agregando el hecho de que las redes sociales, de forma cada vez más frecuente, se convulsionan con algún escándalo mediático. Pero es durante la temporada de elecciones donde afloran todos los rencores y rencillas que llevan escondidos los peruanos.

Los insultos y calumnias que saltan entre los políticos son muestras del que padecen muchas personas nacidas en el Perú. Y detrás de cada agravio político graficado por la prensa hay una miríada de comentarios disonantes entre los bandos beligerantes. Todo indica que desde ahora las guerrillas se van a llevar via redes sociales donde cualquie agravio parece estar permitido.

Peor aún, sus respectivas bancadas no han parado de jugar sucio, apoyados muchas veces de medios de prensa afines.”

Enemigo mio.

Ya sea Pedro Pablo Kuczynski o Keiko Sofia Fujimori, al final da igual ya que el asunto es odiar. Lo curioso es que a los candidatos no solo les han tildado de vende patrias, ladrones, lobbystas, proterroristas, etc. La cereza del pastel es que ellos mismos se han unido a esa ola de odio que se destila.

Peor aún, sus respectivas bancadas no han parado de jugar sucio, apoyados muchas veces de medios de prensa afines. Todos ellos disparando contra el candidato rival, sin que importe el calibre del epíteto que lanzaron en sus titulares. El país está lleno de resentidos que no dudan en insultarse a diestra y siniestra a la primera oportunidad.

El peruano no ha ido a votar por el mejor candidato sino en contra de quien no le agrada.”

Los perdedores.

Y en ese punto entran todos, ningún candidato dedicó mucho tiempo a proponer sino a buscarle mayor defectos al contrario. Y los que perdieron simplemente se dedicaron a polarizar aún más una sociedad que ya está fracturada hace muchos años. Nadie ofreció un mea culpa, todos atacaron al candidato contrario con tal de poder seguir en la carrera electoral.

Cuando solo quedaron dos nunca ofrecieron a sus seguidores la oportunidad de votar por el mejor de los que quedaba. Es una triste realidad, hay que aceptarlo y no solo en las redes, estas elecciones lo sacaron a la luz. El peruano no ha ido a votar por el mejor candidato sino en contra de quien no le agrada.

No importa de que ala sea la ideología política, ninguno ha demostrado un grado de cordura en esta segunda vuelta.”

Flame wars.

Varios de los candidatos perdedores decidieron influir en sus seguidores en contra de quien les parecía el peor de ellos. De esa manera el pueblo peruano se vio en medio de ese enfermo circo romano, algo que me decepciona mucho. Y como el odio se propaga más rápido que la pólvora, las redes explotaron.

Osea no se puede esperar nada incluso de los que no llegaron a segunda vuelta, demostrando sus verdaderos colores.  No importa de que ala sea la ideología política, ninguno ha demostrado un grado de cordura en esta segunda vuelta. Si ellos mismos no se moderan, no se puede esperar nada de sus seguidores quienes dejaron este tipo de comentarios:

Se ha desnudado no solo lo peor de todos los candidatos sino también el odio del peruano en general.”

De mal en peor.

Una pena que a pesar de sus diferencias políticas esos peruanos tengan una misma cosa en común, votan por odio. Me ha dado mucha vergünza ajena ir leyendo todo lo que unos y otros se han dicho por las redes. Más aún cuando esas personas llenan las redes diciendo que aman a su país, lo cual me sabe muy contradictorio.

Creo que se puede tener ideas políticas bien claras y no por eso se deba denostar a quienes piensen distinto. La realidad, contra toda razón, es triste cuando la gran mayoría bota todo su odio contra tal o cual candidato. Se ha desnudado no solo lo peor de todos los candidatos sino también el odio del peruano en general.

Si mi candidato se equivoca y aún gozo de vida habrán nuevos comicios en cinco años para volverlo a intentar.”

En busca de la esperanza.

He preferido votar simplemente por quién he creído en todo este tiempo es el candidato correcto. De allí solo queda esperar que aquella persona que haya ganado las elecciones haga un mejor gobierno que este. Después que pase el furor electoral nadie intentará cambiar hasta los próximos cinco años y vuelvan a sacarse los ojos.

Sin embargo y a pesar del feo clima el de estas elecciones, siempre quedará un lugar para la esperanza. Si mi candidato se equivoca y aún gozo de vida habrán nuevos comicios en cinco años para volverlo a intentar. Todo de ello con la seguridad de ir a votar sin el odio como timón de mis acciones.

Hasta la próxima entrega.


About Fer

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